miércoles, 29 de enero de 2014

Pon en marcha tu proyecto profesional

Ahora que ya hemos empezado el año, es momento de pensar en nuestros propósitos profesionales: Se trata de aquello que queremos conseguir y que mejore nuestra situación profesional para el futuro, tanto si estamos en búsqueda de un trabajo, como si queremos mantenernos, conseguir un trabajo mejor o diferente.

Para que estos propósitos no se queden en intenciones y que al final de año podamos decir que lo hemos conseguido, desde la orientación se propone definir y actuar conforme a un PROYECTO PROFESIONAL como “planificación estratégica para la consecución de sus objetivos profesionales”. Y consiste en tener en cuenta toda la información y las acciones que nos llevarán a hacer realidad nuestros propósitos y que deberá estar reflejado por escrito en un documento en el que “yo declaro mis intenciones” y por tanto nos comprometemos con nosotros mismos para la cumplirlas.



Ventajas de tener un proyecto profesional

Con un plan tendremos más claro qué quiero, qué tengo, qué me hace falta, qué hacer y cómo hacerlo. Cuando las cosas se van planificando tenemos mayor sensación de control de lo que hemos conseguido y lo que nos falta por conseguir; nos estimula a seguir adelante, nos motiva a la acción; nos sirve para centrarnos cuando nos desviamos.

¿Cómo realizo mi proyecto profesional?


Ejemplo de guión a seguir:





Tener un proyecto profesional es un trabajo de reflexión, planificación y acción. Todo va quedando reflejado en un tipo de documento que a la vez es una agenda donde podamos anotar lo que vamos consiguiendo (resultados) y también información sobre cómo se está cumpliendo la planificación (proceso).


Orientaciones para llevarlo a cabo

  • Para llevar a cabo el proyecto vamos a necesitar voluntad y disciplina: la voluntad de actuar de forma independiente, conforme me parece a cada uno nos parece que va a ser lo más adecuado; y tomar decisiones haciéndose cargo de las consecuencias. Disciplina para mantenerse en acciones que no nos resultan del todo agradables. A la vez hay que combinar con una flexibilidad emocional para modificar lo que no esté resultando.

  • Hay que administrarse el tiempo lo mejor posible: manteniendo un equilibrio entre hacer cosas que nos dan un resultado inmediato, como es inscribirme en una web de empleo, y hacer cosas que me van a dar resultado más a largo plazo como puede ser contactar con profesionales del sector, hacer lecturas o formación de actualización profesional. También diferenciando lo urgente y lo importante: lo urgente a veces son tareas que nos quitan tiempo para lo que verdaderamente importa; hay que saber decir que no o delegar en otros.

  • Como siempre digo, todos los días puedes hacer algo que te encamine hacia tu objetivo, son Pequeñas acciones son las que van a ir dirigiendo tu trayectoria hacia donde tú quieres; la pregunta podría ser ¿qué puedes hacer en tu vida profesional que de hacerlo regularmente, representaría una diferencia en tu vida positiva?
  • No consideraremos el objetivo profesional como un destino final, sino como una etapa más en nuestra trayectoria laboral; cuando se consiguen unos objetivos se abren las posibilidades para seguir en el acometimiento de nuevos retos. Tal y como dijo Nelson Mandela “después de escalar una gran colina, uno se encuentra sólo con que hay muchas colinas por escalar” para esto, tenemos que ponernos a ello. Y para hacerlo de manera efectiva, qué mejor que tener tu proyecto profesional.

Si quieres asesoramiento para realizar TU PROYECTO PROFESIONAL puedes contactar con Quiero y pedir cita para una atención personalizada.

Escucha el programa de Radio Alcoy - Cadena Ser

domingo, 12 de enero de 2014

Los compromisos

A todos nos pasa a menudo que vivimos situaciones profesionales en las que no se cumplen los compromisos y esto nos puede llevar a vivir emociones de resentimiento al no ver consumadas las expectativas.

Según mi parecer una de las causas de que esto suceda puede deberse a que queremos abarcar demasiadas exigencias del estilo de vida actual, la mayoría autoimpuestas por nosotros mismos,  y que hace que incumplamos algunas de ellas por no saber administranos con mayor efectividad. Otro motivo puede deberse a que se haya desvalorizado el honor personal referido al respeto al otro, no entendido como “ser educado” y “considerar las diferencias”, sino que cuando se incumple una promesa, se pone en juego el respeto, la consideración hacia las necesidades, inquietudes o expectativas del otro. Otro motivo es el no saber decir que no ante una petición, de manera que se establece un acuerdo superficial que se incumple y aparece el miedo para reconocerlo. Lo que no admito como pretexto o excusa es el que no hayan medios suficientes para avisar con antelación del incumplimiento de una promesa.

Sea el motivo que sea la persona a la que se le ha prometido algo, espera ese algo y cuando no se cumple esa entrega, emana en ella una emoción negativa reflejo de la sensación de injusticia vivida. Cuando el acto del incumplimiento de lo prometido ya ha ocurrido, no podemos volver hacia atrás y la persona que ha visto incumplida una promesa que le había hecho puede responder de alguna de estas formas:

Manteniendo el resentimiento en silencio: acusando al otro sin afrontarlo  directamente. En este caso las acciones con la otra persona se ven afectadas de forma negativa y muchas veces afectando a su entorno.

Haciendo una  recriminación o queja: culpando al otro y avasallando con juicios, desahogando la rabia. Lo que encontramos por respuesta es un rechazo de nuestra interpretación y una oleada de juicios que llevan a una recriminación mutua y la relación se deteriora.

Realizando un reclamo: haciendo ver al otro que se ha incumplido la promesa y que es momento para pedirle que haya una reparación de daño que se ha hecho. Si el otro lo acepta, se aclaran las circunstancias que nos ayudan a consolidar la relación, se considera cerrado el reclamo y se disuelve el resentimiento. Si no lo acepta puede ser que tengamos aún cosas que aclarar u ofrecernos para reparar la falta; también puede ser que nos replanteemos la relación de confianza en esa persona. En cualquiera de estas dos formas, se ha abierto la posibilidad de solucionar el suceso y la intención de mantener la relación.

¿Cuál suele ser tu estilo de respuesta?

En las relaciones humanas no podemos evitar que no surjan estos malentendidos, aunque sí podemos prevenirlos a través de la formulación de promesas más claras en cuanto a su contenido y su forma.

Según Fred Kofman la persona que honra con sus compromisos tiene la virtud de la integridad, es decir que “sólo promete aquello que se propone cumplir, cumple con lo que promete y, si por alguna razón, uno descubre que no podrá cumplir su promesa en tiempo y forma, avisa cuanto antes, se disculpa y se ocupa diligentemente de minimizar los perjuicios causados”.

Como acompañamiento musical para seguir reflexionando este tema, dejo este vídeo