En las últimas charlas realizadas hablábamos
de que la persona que está activa en el mundo laboral (desde los 16 años), tiene algo que ofrecer al mercado. Decíamos que todos
somos profesionales en algo, pero ¿esto qué quiere decir? Entiendo el ser
profesional el que tienes algo que dar, que beneficia a otros y que por ello
recibes una recompensa.
Andrés Ortega habla de ello de manera que, si pensamos
personalmente, también todos lo hacemos: ofrecemos el cuidado de los hijos, es
válido para ellos y la sociedad y te recompensa el verlos crecer, estar bien.
De la misma forma, todos podemos realizar una actividad en el ámbito laboral que
beneficia a otros, que se valore y que, por ello, nos recompensan con un pago económico.
Ofrecemos experiencias, capacidades, conocimientos, habilidades, cualidades
personales, información, contactos…que el mercado laboral reconoce su valor y
por ello nos recompensan, sea por un trabajo por cuenta propia o ajena.
Nos cuesta considerarnos como profesionales a
no ser que tengamos un nivel de cualificación, estudios u oficio concreto.
También cuando hemos finalizado una relación laboral en la que he durante
muchos años he desarrollado un trabajo y se nos hace más difícil volvernos a
situar en el mercado actual. En esta situación las preguntas suelen ser ¿Qué
ofrezco yo como profesional si sólo he trabajado en una empresa? o ¿si sólo he
trabajado haciendo una misma cosa? o ¿si seré capaz de
iniciar un nuevo trabajo? Este es el momento en que aparecen los miedos, las
dudas, la incertidumbre, la pérdida de confianza personal. La consecuencia de ello es que no somos capaces de reconocernos como profesionales y menos aún, poderlo
mostrar al mundo laboral.
Para salir de este malestar personal y
encaminar el futuro laboral con nuevas energías y saber presentarse como
profesionales, os propongo seguir en este recorrido de cuestiones:
¿Mis competencias
profesionales actuales (conocimientos, habilidades y actitudes) encajan con lo
que se requiere, se exige, se demanda actualmente?
Respuesta: No. La pregunta
siguiente es ¿Qué hago entonces al respecto?
Respuesta: Si. Pasamos a la
siguiente pregunta.
¿Hay algo en mi
exposición o estrategia de presentación en la que pueda estar fallando?
Respuesta: Si, ¿qué hago
entonces al respecto?
Respuesta: No. Pasamos a la siguiente
pregunta.
¿Qué otras opciones
podría tener en cuenta y que hasta ahora no he llevado a la práctica?
Sobre otras competencias que
tengo o que podría aprender.
Sobre otras acciones para darme
a conocer de forma más efectiva.
SIEMPRE HAY ALGO QUE PODEMOS HACER. Lo que
más nos cuesta es romper la barrera que suponen nuestros miedos, incertidumbres
y dudas. Y aquí ya hablamos de una cuestión personal, de actitudes personales
que influyen en nuestra creencia de que
verdaderamente soy un profesional.
Y tú, ¿te crees un profesional?